Desde la niñez la gente tiene fantasías sexuales. Sin
embargo, tanto los sueños como las fantasías de carácter erótico se hacen más
frecuentes y explicitas en la adolescencia.
Las fantasías sexuales o de cualquier otro contenido es parte
integral de la vida interior de la persona y una muestra de su capacidad
creativa. Las fantasías eróticas pueden ser placenteras o desagradables,
estimulantes o deprimentes, realizables o no.
La imaginación y la creatividad forman parte del acto de
fantasear. Las fantasías sexuales más frecuentes son la creación de imágenes
sobre la forma de obtener gratificación sexual. Estas pueden ser desencadenadas
por estímulos externos, por propia decisión o se suceden aparentemente en forma
espontanea (estímulos internos).
Lo bueno y lo positivo de las fantasías es que se pueden
experimentar con la variedad, transmutar creativamente e ir más allá de los
limites, sabiendo que pertenecen al mundo peculiar e individual de la
imaginación, donde el placer proporciona el resultado de la perfección de la
situación creada y de lo prohibido o poco permitido de la misma; de hecho,
llevarla a cabo podría en algunos casos ser poco gratificante y doloroso, y en otros
arriesgado para la relación, ya que lo real contienen componentes no tan
perfectos ni adaptados al placer personal, lo puede ser aliciente o decepción.
Según investigaciones efectuadas por los científicos sexuales
estadounidenses William Masters y Virginia Jonson, pueden surgir en diferentes contextos para
poner cierto ánimo o “chispa” en momento concreto, en forma espontanea o
accidental, además de inspirarse en un hecho conocido real, película o libro de
un tema preferido. Estas visualizaciones con cierto contenido específico, como
verse a sí mismo realizando contacto sexual con éxito (según las circunstancias
presentadas), son herramientas que en determinado momento pueden ser parte de las
estrategias de superación de problemas.
Aunque podría decirse que hay tantas fantasías sexuales como
personas, no seria cierto, ya que una misma persona puede tener varias
fantasías y cambiarlas según la situación, la necesidad o la edad, entre otras
variables. Lo que si se puede hacer es agrupar las fantasías por su forma de
ser. Es decir, hay fantasías fijas o recurrentes, es decir, siempre la misma o
muy parecidas entre si (no mas de tres), que repiten personajes o conductas y
que se utilizan voluntariamente para desencadenar la excitación o el orgasmo. Y
por ultimo las hay libres, que se crean en el momento.
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